La integración y convergencia de compañías con distintas culturas, diferente implantación geográfica, haciendo, posiblemente lo mismo, de diferente forma y exitosas las dos, deviene un proyecto interesante y gratificante.
La puesta en práctica de la máxima de “democracia profunda real” aporta desde la propia estructura de mando, posiblemente diversa, y de los referentes de equipos, las reflexiones certeras y transparentes que permitan construir por aceptación “una nueva tierra común” con lo mejor de “ambas tierras de origen”.
El conversar, el escuchar, el trabajar juntos, el hacer nuestro el punto de vista del otro une y crea.